El «ciclo de la vida» de un proyecto de construcción

En la construcción marcada por el ciclo de vida, el proyecto no termina con la entrega de la obra o cuando se cumple en plazo de garantía. En una época en la que la rentabilidad de un edificio ya no se mide sólo en los costes de construcción, el punto de vista del cliente y del conjunto de los equipos de proyecto debe ampliarse hasta la fase de explotación del edificio.

¿Cuáles son las necesidades del cliente y qué se quiere conseguir con la ejecución del proyecto?

Hasta ahora, en los proyectos tradicionales, el centro de todo proyecto de construcción era la pura rentabilidad del edificio. En proyectos orientados hacia el ciclo de vida el punto central del proyecto es la necesidad del cliente. Los arquitectos y proyectistas que entran al comienzo del proyecto, deben ocuparse más ampliamente del cliente y de sus necesidades, entenderlo y averiguar su visión y necesidades.

Esa necesidad depende y se sostiene con sus expectativas, con respecto a la forma y la estética, la funcionalidad, el tiempo de construcción y la vida útil, así como los costes y la calidad. Durante esa primera etapa, en una construcción enfocada al ciclo de vida, se dan las más altas posibilidades de influir en el proyecto, por eso habrá que tomar muy en serio las formas de proceder durante ésta.

El proceso necesita un equipo

Un proceso orientado hacia el ciclo de vida comprende, al contrario que un proceso tradicional orientado a la construcción en sí, al levantamiento de la edificación, un ensanche de la visión temporal (desde el desarrollo de proyecto hasta el desmantelamiento) y un ensanche de visión de contenido (desde la perspectiva del levantamiento de la construcción hasta el balance de la totalidad de materiales y energías).

Intentar suavizar la complejidad mediante sistemas de organización centralizados y jerárquicos, ya fracasa en los proyectos tradicionales. Entonces, ¿cómo debe ser una forma de proceder en proyectos orientados hacia el ciclo de vida? Necesitamos nuevas respuestas para resoluciones exitosas de procesos de construcción y la única respuesta con futuro es, el equipo.

El potencial “solucionador” de un equipo es infinitamente más elevado que el de un jugador en solitario. Claro está también, por descontado, que el espíritu de equipo y confianza viene acompañado de una reducción de la complejidad del proyecto. En las fases más tempranas del proyecto, el equipo debe aportar la energía y el tiempo para la búsqueda de soluciones a la formulación del proyecto.

La  planificación y ejecución integral necesita, conjuntamente, dela cooperación, aceptación recíproca, tolerancia y disposición para establecer, como punto principal del proyecto, el objetivo común. Esto se posibilita a través de un equipo funcional, moderado y que interactúe de manera colaborativa.

El proceso necesita gestión

La realización de un proyecto enfocado al ciclo de vida comienza en la conciencia del cliente para la cooperación integrada de muchos especialistas. La gestión de un proyecto integral requiere también de una nueva comprensión de la organización de un proyecto de construcción, a nivel, tanto de creación como de desarrollo. En el caso ideal, el cliente se sirve de un gestor de la construcción (conocido frecuentemente por su término anglosajón project manager), el cuál le apoya en un rol de gran responsabilidad.

Para que la cooperación integral pueda ser exitosa, la figura del gestor de la construcción debe evolucionar, de gestor de proyecto (project manager) hacia gestor de proceso (process manager). Este consigue las condiciones de trabajo ideales para el proyecto, con el fin de garantizar un transcurso de proyecto, en gran medida, sin dificultades.

El project manager pasa del papel de administrador y controlador, a un papel más de coordinador de proyecto, el cuál solventa los obstáculos y dificultades que existen en el proceso constructivo. El gestor de proceso apoya al cliente también mediante una gestión de riesgos, en el sentido de una gestión de oportunidades y peligros. El ciclo de vida de una edificación tiene que ser, de igual manera y entre tanto, tomada en consideración por el process manager.

A través de un análisis intensivo de las condiciones marco del proyecto, se puede extraer todo el potencial del mismo, completando de manera integral todas y cada una de las fases del ciclo de vida del mismo.

El gestor de la construcción, en su nuevo rol como gestor del proceso, es responsable conjuntamente con el cliente, de crear una convicción de lo que supone realmente la visión del proyecto de construcción orientado hacia ciclo de vida. Esto no sólo significa que un análisis con aspectos funcionales, ecológicos y sociales, así como de costes de proyecto , sino también la creación de una cultura de proyecto basada en la cooperación.